
También es una lección de vida, porque a pesar de estar en una silla de ruedas, sus ganas de vivir y disfrutar fueron más fuertes que su impedimento de caminar.
Lito viajó a Israel, y creo que los corazones de todos los que lo conocemos viajaron con él.
Ahora, solo resta esperar la vuelta y escuchar sus anécdotas.