por la tragedia infinita que quema, que envenena.
La familia Bibas, arrancada en aquella madrugada, con la violencia brutal, su vida despojada.
Secuestrados, robados, sin razón, sin piedad,
quedaron atrapados por cobardes en un cruel mal.
La madre, tan valiente, con sus hijos en brazo, soportó el terror, sin poder dar un abrazo.
Dos ángeles pequeños, llenos de luz y de amor, fueron arrebatados sin compasión, sin clamor.
Hoy regresan sus cuerpos, fríos, sin vida, y el mundo hipócrita calla, mientras el dolor nos acomete, pero, ¿quién podrá devolverles la alegría, quién sanará nuestras almas rotas por la herida?
¡Oh H'! ¿Por qué permites tanto sufrimiento?
¿Por qué el odio se lleva lo más puro y bello,
mientras vemos a los inocentes caer en el suelo?
¿Dónde está el consuelo?
Levanto mis manos al cielo, te imploro ¡Hashem!
que traigas al Mashiaj, que venga el salvador, que se haga justicia para todos los inocentes,
que vengas a sanar las almas dolientes.
¡Que venga el Mashiaj, con fuerza y con gloria, que acabe el terror, que cambie la historia!
Que los terroristas que matan sin ningún respeto reciban tu justicia, el castigo perfecto.
Estos cobardes, que hieren con su odio mortal, serán juzgados, y el infierno será su final.
Que caigan como hojas al viento de la ira,
y que paguen por el daño, por su cruel mentira.
Hashem, escucha nuestro llanto, nuestra súplica ardiente,
porque sin vos no hay justicia en este mundo doliente.
Pero confiamos en ti, que vendrás a redimir,
y en tu luz viviremos, por fin a resplandecer.
Que el sacrificio de esta madre, de estos niños tan bellos, sea la llama que despierte la justicia del cielo.
Que sus almas brillen en el paraíso, con paz,
y que tu venganza, Hashem, ponga fin a este mal.
Hoy, más que nunca, pido por nosotros, por la reparación, para que se detenga la violencia, para que se acabe la opresión.
Y que todos los que sufren, en tu nombre encuentren consuelo, mientras esperamos con fe la llegada del Mashiaj desde el cielo.
¡Oh H'! Trae al Mashiaj, haz justicia con tu nombre, y destruye el mal que nos consume, que destruye a los hombres.
Que se acabe el dolor, que se termine el sufrimiento, que el odio se disipe como niebla en el viento.
Que el antisemitismo ese mal antiguo, se desvanezca.
Que tus manos, llenas de misericordia infinita, sean el refugio donde nuestra esperanza habita.
Que el Mashiaj llegue, trayendo justicia y reparación y que todo sufrimiento se transforme en redención.
De tu hijo y siervo que te ama.
