Llama la atención que la primer vez, allá por 1984 se encontraban tan sólo sesenta y cinco personas y este año fueron más de tres mil almas que se congregaron en el 770, viniendo de distintos países, unos más lejanos, otros no tanto, pero que pese a las diferencias hablaban el mismo idioma Lashon HaKodesh.
La reunión es como se dice normalmente "para cargar pilas", intercambiar experiencias siempre con las enseñanzas del Rebe a flor de piel.
Un asistente comentó que "es un tratamiento rejuvenecedor espiritual" que se va dando en dosis de año en año.