Pero es bueno saber lo que algunos famosos, consultados sobre el tema, dijeron sobre nuestro pueblo.
Aquí algunos comentarios.
Leon Tolstoy: ¿Qué es ser judío? Qué clase de única criatura es ésta que los gobernantes de todas las naciones del mundo han deshonrado y aplastado y expulsado y destruido; perseguido, quemado y ahogado y que, a pesar de su odio y su furia, sigue viviendo y floreciendo. ¿Qué es este Judío que nunca han tenido éxito en tentar con todas las tentaciones del mundo, cuyos opresores y perseguidores solo sugerían que ellos negaran (y deshonraran) su religión y dejaran de largo la fidelidad a sus antepasados? El judío – es el símbolo de la eternidad… Él es el que durante tanto tiempo ha cuidado el mensaje profético y lo ha transmitido a toda la humanidad. Un pueblo como éste nunca puede desaparecer. El judío es eterno. Es la encarnación de la eternidad.
John F. Kennedy: Israel no ha sido creado para desaparecer. Israel perdurará y florecerá. Es el hijo de la esperanza y el hogar de los valientes. No puede ser destruido por la adversidad ni desmoralizado por el éxito. Lleva el escudo de la democracia y honra la espada de la libertad.
Winston Churchill: “A alguna gente les gustan los judíos y a algunos otros no les gustan. Pero ninguna persona pensante puede negar el hecho que ellos son más allá de toda duda, la más formidable raza que ha aparecido en el mundo”
Mark Twain: Si las estadísticas son correctas, los judíos constituyen solo el uno por ciento de la raza humana. Nos sugiere una débil bocanada de polvo de estrellas pérdida en el fuego de la Vía Láctea. Con propiedad, el Judío debería apenas ser oído, pero es escuchado y siempre ha sido escuchado. Él es eminente en el planeta como cualquier otro pueblo y su importancia comercial está notoriamente fuera de proporción con la pequeñez de su volumen. Su contribución a la lista mundial de grandes nombres en literatura, ciencia, arte, música, finanzas, medicina y conocimientos abstrusos está siempre fuera de proporción con la debilidad de sus números. Ha hecho una maravillosa pelea en este mundo, en todas las edades, y lo ha hecho con sus manos atadas a las espaldas. Podría presumir de si mismo y ser perdonado por ello.
Los Egipcios, los Babilonios y los Persas se levantaron, llenaron el planeta con ruido y esplendor y luego desaparecieron; los Griegos y los Romanos les siguieron, hicieron mucho ruido y se han ido, otros pueblos han nacido y mantenido su antorcha durante un tiempo, pero el fuego se extinguió y ahora se sientan en la penumbra o han desaparecido. El Judío los vio a todos ellos, los derrotó a todos y es ahora lo que siempre fue, sin exhibir ninguna decadencia, sin achaques de edad, ni debilitamiento de sus partes, sin disminución de sus energías, sin que se apague su alerta y agresiva mente. Todas las cosas son mortales excepto el Judío, todas las otras fuerzas pasan, pero él permanece. ¿Cuál es el secreto de su inmortalidad?
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