El parrillero fue el mismísimo Rab. Moishe Joaquín.
Mientras transcurría la cena, David Ganz tocaba el teclado y Quique Lev ponía su voz a las melodías.
Se prendió la 8ª y última vela de Janucá, frente a las más de ochenta personas presentes.
¡Quiera D"s Todopoderoso que la luz de las velas, ilumine nuestra vida y nuestros corazones!
¡Que así como podemos entender el milagro de Janucá, se abran nuestros ojos para ver los milagros que Hashem, hace por nosotros día a día!
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