Cuando llegó la muerte de los Primogénitos, los judíos que habían marcado la jamba de la puerta con la sangre del corbán Peisaj e hicieron ayuno, para salvarse de la plaga.
No así los egipcios que vieron en cada casa morir uno o más primogénitos, ya que las mujeres se corrompían con otros hombres.
Este tendría que ser un día de ayuno, pero los rabanim dispusieron que se terminara un estudio de guemará en su lugar.
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